EL PODER DE LA SONRISA

Jackie sonrisa 1De lunes a viernes, en mi rutina mañanera, hago un giro a la izquierda en la calle Fantino Falcó frente a la Iglesia San Judas Tadeo, en Naco. ¡Qué hazaña! Nadie quiere ceder el paso para entrar a esa calle. Todos andan de prisa y con rostros de preocupación y enfado. El sargento Gamalier no es la excepción.

Hace seis meses, como parte de la política del Gobierno de repartir militares en las calles para combatir la delincuencia, fue asignado un Sargento justo en esa esquina que mencionaba. La costumbre de estos militares es recostarse debajo de una sombra o ponerse a conversar con los demás guardias, en el caso de que anden en grupo. A este Sargento le ha tocado solo, apenas lo he visto hablar con algunos choferes mientras esperan a sus jefes salir de la misa. Se mantiene aislado, bajo sol y lluvia, sin un gesto de inmutarse ante el caos que se forma frente a él.

La primera vez que lo vi, a sabiendas de que había llegado para protegernos, le sonreí como un gesto de bienvenida. Seis meses después le sigo regalando una sonrisa como un “saludo mañanero”, pero la cara de Gamalier, con un dejo de sorpresa, sigue siendo dura, huraña, y poco amistosa.

Con su cara arisca en mi mente, he manejado varios kilómetros pensando en el poder de la sonrisa. Ese poder que tenemos todos y que pocas veces usamos.

Siempre he dado mucha importancia al humor, a sonreír e intentar hacer sonreír a los que tengo cerca de mí. Regalar una sonrisa a una persona es desearle felicidad, es una forma de transmitir positivismo, optimismo y ganas de vivir.

Una sonrisa nada cuesta y rinde mucho. Enriquece a quien la recibe y alegra a quien la regala. Nadie es tan rico que pueda vivir sin ella, ni tan pobre que no pueda regalarla.  vale la pena imagen

Dura un instante, pero su recuerdo no se borra. Un rostro alegre, además de favorecerte, es un regalo maravilloso para los demás.

Muchas veces nuestra cultura apaga el sentido del humor confundiendo el crecer y madurar con la seriedad. Al maduro se le concibe como serio, formal y aburrido.

¿Cuántos profesores y padres de familia apagan el buen humor de nuestros niños? “Parecen tontos; si vuelven a reírse me van a enfadar o los voy a castigar…” Hasta que llega el día en que los niños aprenden a poner las mismas caras largas de los adultos “maduros”. En realidad, la madurez también forma parte de una sonrisa alegre y sincera. Quiero resaltar lo de “alegre” porque también hay sonrisas burlonas, hipócritas y de compromiso (sociales).

Varios experimentos, entre ellos el de la Universidad de Kansas, realizado a 170 personas por las psicólogas Tara Kraft y Sarah Una sonrisa en mi rostro...Pressman, han categorizado dos tipos de sonrisa: la estándar, en la que se mueven los músculos que tenemos alrededor de la boca (también llamada «Pan Am» por ser la sonrisa cortés de las aeromozas) y la «Duchenne» o auténtica, llamada así por el neurólogo francés que la describió por primera vez, Guillaume Benjamín Amand Duchenne. En esta última, otras partes de la cara también muestran movimiento, tal como la contracción de los músculos alrededor de los ojos.

Cuando una persona sonríe por lo general se debe a que se siente bien o está contento, pero, las investigadoras analizaron esta acción a la inversa, de manera que la sonrisa sea la que provoque un aumento en el bienestar.

Una sonrisa Duchenne genera la fisiología de las emociones positivas y los cambios en el cerebro, asociados con el placer espontáneo; es decir, genera un placer desde lo interno.

Durante la investigación de Kraft y Pressman, publicada en la revista Psychological Science, los voluntarios realizaron actividades que los estresaban y después, se les pidió que cambiaran el gesto de su cara por una sonrisa. Tras sonreír, se les midió el ritmo cardíaco y la sensación de estrés que pudieran sentir.

Los resultados arrojaron que la sonrisa del tipo “Duchenne” (o auténtica) redujo la velocidad de los latidos del corazón de las personas, después de estar bajo estrés, mucho más que la sonrisa estándar o “Pan Am”.

En realidad, ambas sonrisas son eficaces, pero la “sonrisa social” no ofrece los efectos beneficiosos de las sonrisas genuinas.

Sabemos que la manera de actuar modifica los pensamientos y sentimientos, motivo por el cual sonreír es fundamental. Expertos sugieren mantener la sonrisa unos 10-15 segundos para que la misma deje huella en nuestro estado emocional. Da tu sonrisa

Sin lugar a dudas, sonreír tiene muchos aspectos positivos, hace ver a una persona más sincera, atractiva y amable, mejora nuestro estado de ánimo, contrarresta el estrés, despierta las neuronas positivamente en espejo de los otros y aumenta los niveles de dopamina (un neurotransmisor relacionado con sensaciones de placer) en uno mismo y en los demás.

La sonrisa debería ser como una pieza más de nuestro vestuario, habría que salir de casa con ella puesta, ofrecérsela y regalársela a los que se crucen en nuestro camino, hasta a los que no nos ofrezcan la suya porque quizás estos sean los que más la necesiten.

La sonrisa tiene múltiples beneficios, de continuar escribiendo sobre el tema este espacio quedaría muy corto. Prefiero concluir, confesando porqué hoy me animé a escribir sobre un tema que he llevado en mi mente por varios meses: porque ayer me encontré con la agradable sorpresa de que el sargento Gamalier cuando me vio llegar a la esquina, se avanzó a la calle y detuvo los carros para darme paso a mí. Hoy repitió la acción pero ya con una sonrisa en su rostro. El jamás tendrá una idea de lo que su sonrisa significó para mí. Por supuesto, tuve que detenerme a tomarle una foto y preguntarle su nombre. Gamalier

¡Así que levántate de buen humor, pon la música que te guste y regala tu mejor sonrisa a todos los Gamaliers que encuentres en tu camino! pues nadie necesita tanto de ella como aquel que no sabe brindarla.

¡A sonreír!

Gracias a la Dra. Mónica Díaz y a Colgate por sus aportes en la presentación (en extenso) de este tema en la Universidad UTE, República Dominicana.

Gracias a la Dra. Mónica Díaz y a Colgate por sus aportes en la presentación (en extenso) de este tema en la Universidad UTE, República Dominicana.

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